
En algún aula del "Jarifa" de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que estuvo un alumno de los de lápiz afilado, tipex seco, mochila casi vacía y libros sin estrenar...
(2ºC) Tantos programas veía de Pressing catch que llegó a creerse que era el Rey Misterio, uno de los mejores campeones de lucha libre. A pesar de su aspecto duro y chulesco, Isidro en realidad estaba muy enamorado de Reme, una chica rubia y empollona, con ojos azules y cuerpo escultural. Cada mañana, Isi se quedaba embobado al verla entrar en clase y, en lugar de sacar el cuaderno, se perdía en su mirada celeste y se bañaba en el mar de sus ojos. Pero Reme tenía novio. Y era el "malote" del instituto.
Aquella tarde, su amigo Antonio,
hermano de Reme, lo invitó a su casa a echar un FIFA. Compraron pipas Tijuana y
un par de latas de Coca-cola. Ya se habían repartido los equipos, Isi no
quitaba ojo del Isco de la pantalla. Tenía la posesión del balón, el tiro iba
directo hacia la portería. Esta vez Antonio, alias "Ter Stegen", no
podría contener su disparo... pero el mando resbaló de sus manos y la cáscara
de una pipa casi lo asfixia al ver pasar a Reme, que se había arreglado para
salir con su novio y se despedía desde la entrada.
(3ºA) - ¿Eres tonto,tío? -
preguntó sorprendido Antonio al ver que su amigo casi se carga el mando.
Pero Isidro no contestaba.
Tenía los ojos como platos, estaba hipnotizado, le sudaban las manos y su boca
se abría de tal manera que a punto estuvo de escaparle un hilillo de baba.
¡ZASCA! La sonora colleja
impactó en el cogote de Isi, haciéndole reaccionar.
- ¡Madre
mía! ¡Cómo está tu hermana!
Y le cayó una segunda colleja,
aún más fuerte que la anterior.
- ¡Illo!
¡Que es mi hermana!
- ¡Illo!
Ya, pero... Pfffff... Es que... ¡si me gusta, me gusta! - explicó Isi, que
volvía a ser él.
- Pero...
¿que te gusta de verdad? Pero... ¿para ligártela? ¡Puag! - se espantó Antonio – Si es desordenada, caprichosa, egoísta, gritona, fan de los Gemeliers...
¡Con la de tías buenas que hay por ahí y te gusta mi hermana!
- ¡Venga
ya! Su larga melena rubia me recuerda a la de Edurne. Sus ojos claros, a lo
Sara Carbonero, me tienen loco. Esos labios, carnosos como una sara de fresa...
Su piel blanca, dulce, como de leche condensada... ¡Qué buen parachoques! ¡Ni
la delantera del Madrid!...
Isi no pudo terminar la
descripción. Le llegó la tercera colleja.
- ¡Bueno,
para, para! ¡No sigas! Si te gusta tanto... Yo te ayudo. Prefiero que esté
contigo antes que con el perla ese – se resignó Antonio.
Al día siguiente, Isi y Antonio
estaban en el recreo, haciendo cola para comprar unos chupones en la cafetería,
cuando vieron que Reme se iba con paso fuerte y ceño fruncido, con las lágrimas
a punto de salir y que el “malote” la agarraba con fuerza por el brazo.
(3ºB) Ante la escena, Isi se imaginó enfrentándose al malote y ganando la
pelea como el Rey Misterio en muchas de sus historias. Sin pensarlo, se
encaminó hacia la pareja dispuesto a batallar. Una mano lo agarró por detrás,
impidiéndole avanzar.
- ¿Dónde vas, personaje? No te metas que acabas perdiendo – le aconsejó
Antonio por la espalda.
- ¿Que dónde voy? ¿No estás viendo cómo trata a tu hermana? - contestó Isi
enfurecido.
- ¡Déjala, Illo! ¡Ella sabrá defenderse sola, como hace conmigo! - gritó
Antonio ya desde la distancia.
Pero Isi ya no respondió a esta última advertencia, porque se lanzó hacia
el chico, con los dientes apretados, los puños cerrados y dispuesto a meterle
un gancho. El malote lo esquivó y se lo devolvió, dejando a Isi tirado en mitad
del patio. Se formó un corrillo y sólo se escuchaba: “¡Pelea!¡Pelea!¡Pelea!”.
Desde el suelo, Isi veía borrosas a las personas que lo rodeaban, pero aún no
estaba dispuesto a rendirse. Se sobrepuso a la vergüenza, se levantó y se fue
hacia el novio de Reme, que estaba de espaldas, anunciando su victoria con los
brazos en alto. Le tocó el hombro y el malote, al darse la vuelta, le respondió
con una llave “RKO” y terminó de derribarlo.
Reme se acercó a su novio y le abofeteó la cara con la mano abierta.
- ¡Estoy harta de ti, imbécil! ¡No aguanto ni una más! ¡Te dejo! – y Reme se
dio la vuelta, encaminándose hacia Isi y ayudándole a levantarse del suelo.
No les dio tiempo a hablar más, porque la jefa de Estudios salió al patio y
se los llevó de las orejas al despacho. El director los expulsó una semana.
El jueves, tras dos días de expulsión, Isi seguía rayado en casa, pensando
en Reme y que aún le quedaban cinco días para volver a verla. De repente, sonó
el timbre y, desde abajo, se escuchó la voz de su madre diciendo: “Isi, tienes
visita. ¡Baja!”
Bajó resoplando porque creía que era otra de las visitas familiares de su
tía Eustaquia. Y, de repente, cuál fue su sorpresa al ver a Reme parada en la
puerta, con la carpeta y el estuche en la mano y una sonrisa en los labios.
- ¡Hola! Vengo a ayudarte con las mates, que la maestra ha dado las notas del
último examen y has sacado un 2,5. Como no te ayude yo, las llevas claras... –
y Reme cerró la frase con un guiño cariñoso.
Subieron a la “leonera”, como su madre llamaba habitualmente a su
habitación. Mientras subían las escaleras, Isi estaba preocupado porque no
había hecho la cama y el cuarto parecía una corraleta, estaba patas arriba.
Esperaba que Reme no saliera huyendo. Pero al abrir la puerta del dormitorio,
Reme soltó una carcajada:
- Lo siento... eeehhh... Estos días he estado mal... Normalmente no tengo
esto así...- intentó disculparse Isi.
- ¡Tú, nite! ¡Si está mejor que el mío! - dijo Reme, ante la sorpresa de Isi,
entre risas y buscando un hueco donde sentarse.
Sonaba de fondo “El perdón” de Nicky Jam.
(2ºC) Estaban haciendo los deberes. “Y es que yo sin ti, y tú sin mí,
dime quién puede ser feliz...”, tarareaba Reme mientras terminaba una ecuación.
Él contemplaba embobado sus labios. No se creía que ELLA, “su Reme”, en carne y
hueso, estaba sentada a su lado. Por la mente de Isi pasaban muchas ideas, pero
ninguna era apropiada. “¿Qué hago? ¿Le cojo la mano? ¿Le toco el pelo? ¿O le
meto boca?”, se preguntaba Isi. Reme se dio cuenta de que no le quitaba ojo de
encima...
- - ¿Queréis merendar algo? - interrumpió repentinamente la inoportuna madre de
Isi.
(3ªC) - ¡No, Mamá! Mejor nos vamos a la heladería de “El Rubio” - contestó
el muchacho entre molesto y frustrado.
Salieron de su casa y se pusieron camino de la heladería. Durante el
trayecto, él no sabía de qué hablar y había muchos silencios incómodos. Reme
notó que estaba algo nervioso y le cogió la mano. Al llegar a la heladería, él pidió un batido de Kinder y ella, una tarrina XXL de Nutella. Pero al ir a
pagar... ¡Isi se dio cuenta de que no había cogido el dinero! Ella tuvo que
pagarlo todo, pero no le importó mucho.
Salieron de la heladería y decidieron sentarse en la escalerillas de detrás
del parque Santo Cristo. Isi seguía nervioso y le sudaban las manos. No sabía
qué hacer, pero para su asombro, Reme empezó a hablar:
- - Illo, ¿qué te pasa? - preguntó con tono burlesco.
- - Mmmm... pues nada... que estoy nerviosillo... que no sé cómo decirte... -
se paró indeciso.
- - ¡Dilo ya! - exigió Reme.
- - ¿Tú quieres estar conmigo de rollo o algo? - se atrevió por fin a decir.
- - Vale, pero vamos despacio, ¿eh? Tú también me gustas...
Tal fue el asombro de
Isi, que tiró su helado.
- - ¡Joé! ¡Illa! ¡Mi helado! - dijo él intentando disimular su nerviosismo.
A Reme se le escapó una carcajada y le propuso hacerse un selfie para
inmortalizar el momento y compartirlo en el Instagram.
Después de terminarse los helados, decidieron volver a casa de Isi para
echar un FIFA. Para suerte de Isi, su madre se había ido. La niña
se cogió el Barça y él, el Madrid. Isi tocaba el balón, de nuevo como “Isco”.
Entraba en el área, cuando Reme, que era Piqué, lo derribó y cometió un
penalti. Isi tiró a puerta y marcó. Se puso tan contento que le plantó un beso
a Reme sin pensarlo y ella... se lo devolvió. Lo que ocurrió después, os lo
podéis imaginar...
FIN
e¡¡Enhorabuena chicos!! ¡¡Enhorabuena Tesi!! está bien escrito, hay dinamismo, buenas descripciones, es muy cinematográfico, habéis captado el estilo cervantino de El Quijote, ¡adelante muchachos!
ResponderEliminarun abrazo
Gracias por tus elogios, Elena. Críticas así animan a seguir escribiendo. Pronto llegará la segunda entrega... ¡Está en el horno! Y con final inesperado...
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