Etiquetas

jueves, 11 de junio de 2015

#ABPmooc_intef. U2. Autoevaluación de mi práctica cooperativa


Aprovecho el test de autoevaluación sobre prácticas cooperativas elaborado por Fernando Trujillo para Conecta 13 para reflexionar sobre mis avances en estas estructuras de aprendizaje. 

Cierto es que, echando la vista atrás, como alumna, la mayoría de mis aprendizajes se realizaron de manera individualista y creo que no me ha ido mal. Pero también es cierto que estas prácticas no han dejado en mí ningún recuerdo memorable (bueno, alguno sí, pero pocos), mientras que al realizarme las preguntas iniciales me he trasladado con mucha facilidad a momentos (muuuuy lejanos ya) en los que algún maestro innovador hizo algo diferente. 

Recuerdo una práctica de aprendizaje cooperativo, realizada con Sor Mª José, en el Colegio Sta. Luisa de Marillac, cuando yo cursaba 3º de EGB (o eso creo). Supongo que la mujer estaba desesperada con las tablas y, un día, llegó formando parejas: Fulanita, pégate a Menganita; Zutanina, tú con Peringanita... Y así con toda la clase, que esperaba con curiosidad el desenlace de estos emparejamientos. "Iros fuera de clase, al patio grande, poneros donde queráis, pero no volváis aquí hasta que TODAS os sepáis las tablas de multiplicar, ¿de acuerdo?". Supongo que dijo algo así, porque yo sólo recuerdo que mi compañera y yo nos sentamos en un banco de piedra, junto a las pistas de baloncesto. Era un día claro, hacía solecito. Se estaba a gusto. Y repetíamos las tablas una y otra vez. No sé cuánto tiempo estuvimos así. Pero sí guardo la imagen de esas otras parejas dispersas por todo el patio que, como nosotras, recitaban la tabla sin cesar.

Es curioso, pero guardo otro recuerdo de ese mismo año. Estoy ante la pizarra, tengo delante una división con 5 cifras. La termino y Sor Mª José me regala un precioso libro de cuentos. ¡He ganado el concurso de divisiones! ¡He quedado finalista y terminé antes que el resto la súperdivisión! ¡Cinco cifras! ¡Cinco cifras! Recuerdo la alegría del momento y el orgullo cuando enseñé el trofeo a mi madre... Esta Sor Mª José, que nos castigaba de rodillas y tiraba de las patillas cuando se enfadaba, resulta que era también una innovadora y... ¡yo acabo de descubrirlo! (Por si alguien se lo pregunta: no, no me gustaban las matemáticas. Nunca me han gustado. Tiene gracia que recuerde precisamente esas experiencias).

Doy un salto en el tiempo, hasta 1º de Bachillerato. El profesor de Filosofía, Julián Pindado, organiza un concurso por grupos. En primer lugar, teníamos que buscar todas las preguntas posibles del tema X que habíamos dado (cooperación intragrupal) y, luego, lanzárselas al resto de equipos y responder las que nos tocaran (competencia intragrupal?). Nuestro grupo ganó, porque a alguien se le ocurrió que era buena idea hacer preguntas de los pie de foto. Cuando, tras tres o cuatro puntos de ventaja, el resto se dio cuenta de que habíamos hecho "trampa", el profesor tuvo que poner orden. Formaba parte del libro, del tema, por lo tanto estaba permitido. Pero la cosa terminó regular. No recuerdo las palabras, pero sí las caras, los gestos... Eran feos. Al final creo que los puntos del concurso no entraron en la nota. Menos mal. 

Pregunta el cuestionario si considero que alguna de estas prácticas es más eficaz... Pues, creo que en mí, no especialmente. Es cierto que las recuerdo, pero habría aprendido las tablas y la división igualmente y no tengo ni la menor idea de qué decía aquel tema de Filosofía. ¿Sirvió a alguna de mis compañeras? Tampoco lo puedo saber. Pero quienes tenían claro que querían estudiar, siguieron. Y las que no, se fueron con el graduado o el certificado escolar y hoy son felices (o así las veo yo. Sí, las sigo "viendo", porque nuestra clase se ha reencontrado 25 años después y hablamos casi a diario por un grupo de whatsapp. ¿Sirvieron aquellas actividades para unirnos más como grupo? Quizá sí. Nos tenemos cariño. Algo hicieron bien...)

Y llego al presente, y la profe soy yo. Y creo que no salgo muy mal parada de mi autoevaluación. Suelo realizar actividades de aprendizaje cooperativo durante todo el curso y con todos los grupos. Pero sólo desde este año, que me he puesto las pilas, he leído, he aprendido, he mirado a mi alrededor y he descubierto tal cantidad de posibilidades que me han hecho evolucionar y crecer como docente. Mi respuesta es afirmativa en casi todos los ítems. Sólo me faltan dos: no suelo formar grupos "crecientes" ni cada miembro aporta información o tareas complementarias. Normalmente, defino una tarea y deben realizarla en equipo. Estos equipos, de 2, de 4 o de 6, según la tarea propuesta, se mantienen así hasta la presentación del producto y todos trabajan a una en ese objetivo común, aunque esto suponga un reparto del trabajo, pero no hay aportaciones "extra" especialmente significativas. 

Aprovecho la reflexión para hacer un repaso de las diferentes actividades de aprendizaje cooperativo realizadas este curso 2014/15:
Y lo mismo se me olvida alguna... El curso es largo y puedo decir que ha sido fructífero. En general, he visto a los chicos motivados, aunque en alguna de estas actividades no todos hayan puesto de sí mismos todo lo que podían... Ya sabemos cómo es esto de trabajar en grupo. Lo importante es que, al finalizar, se ha realizado una evaluación del producto y también del proceso, de manera que se ha reflexionado (a veces en solitario y otras en gran grupo) sobre los "fallos" de la actividad. Todo es mejorable... ¡Y en ello andamos! 
(Este es un blog de aula, así que si eres uno de mis alumnos y has llegado hasta aquí, quizá estaría bien que aportaras tu opinión sobre mis reflexiones y el trabajo que hemos hecho este año en los comentarios. ¡Gracias!)


No hay comentarios:

Publicar un comentario